Siempre hemos oído hablar que las dolencias de los huesos eran cosa de ancianos, y sin embargo hoy día vemos que los problemas en las articulaciones afectan a un sector cada vez más joven de nuestra población. Puede deberse a la suma de los factores naturales de desgaste de las articulaciones con el estilo de vida moderno (obesidad, estrés, dietas desequilibradas).
La enfermedad articular
Para una mejor comprensión de la enfermedad articular empezaremos estudiando nuestro aparato locomotor y en concreto las articulaciones. Las articulaciones son las áreas en las que dos o más huesos se unen, normalmente de forma móvil. Podemos describir dentro de las articulaciones:
- Cartílago articular: recubre los huesos y ayuda a reducir la fricción entre ambos.
- Membrana sinovial: es una cápsula que encierra la articulación y que está rellena de líquido (líquido sinovial) para lubrificarla.
- Ligamentos: bandas de tejido duro y elástico que mantienen unidos los huesos de la articulación.
- Bursas: bolsas llenas de líquido que están localizadas entre los huesos, ligamentos y otras estructuras adyacentes y que ayudan a amortiguar la fricción que se produce en los movimientos articulares.
Podemos distinguir tres tipos de articulaciones:
- Sinartrosis: articulaciones fijas, como las que unen los huesos del cráneo.
- Anfiartrosis: son las articulaciones de movimiento limitado, como las existentes entre los discos intervertebrales de la columna.
- Diartrosis: son las articulaciones de gran movilidad, también llamadas articulaciones sinoviales. Dentro de estas podemos diferenciar varios subtipos:
- Esferiodeas: como la cadera o el hombro.
- En bisagra: como las de los codos o rodillas
- De eje: como las articulaciones del cuello
- Las elipsoidales: como las de las muñecas
Las dolencias que afectan al aparato locomotor y que se caracterizan desde el punto de vista subjetivo por el dolor, se engloban dentro de los términos reuma o reumatismo o enfermedades reumáticas. Desde el punto de vista objetivo estas enfermedades reumáticas conllevan rigidez, hinchazón y entumecimiento articular.
De todas las enfermedades reumáticas existen dos de gran relevancia debido a la frecuencia elevada en que se presentan y la importancia de las secuelas en la calidad de vida de las personas afectadas:
- Osteoartritis (artrosis)
- Artritis reumatoide.
La osteoartritis se caracteriza por afectar una o más articulaciones provocando degeneración del cartílago articular. Suele aparecer a los 45-50 años como consecuencia del desgaste natural del cartílago y es más frecuente en mujeres a partir del periodo pre y perimenopáusico. En algunos casos su origen está asociado al daño articular que produce la sobrecarga de las articulaciones, (como el caso de sobrepeso en las rodillas).
Existen factores que juegan un papel importante en el desarrollo o empeoramiento de la osteoartritis, como son: antecedentes familiares, tipo de alimentación, estilo de vida sedentario, infecciones, alteraciones metabólicas u hormonales, etc.
El dolor y la dificultad para mover la articulación son los síntomas más evidentes. La limitación del movimiento se va haciendo mayor conforme progresa la enfermedad. Esta misma limitación de movimientos produce la atrofia muscular y el debilitamiento de los ligamentos, lo que a su vez produce más sobrecarga sobre los cartílagos y puede desembocar en un proceso agudo que conduce a la incapacidad funcional de la articulación.
Tratamientos naturales
¿Dónde está la solución? ¿Cómo podemos aliviar y prevenir el avance de esta enfermedad? Para ello debemos trabajar en dos frentes: la rehabilitación muscular y la alimentación.
Como hemos visto el dolor viene causado por el desgaste del cartílago que amortigua el contacto entre los huesos de la articulación. A su vez este dolor va provocando el entumecimiento y la limitación de movimientos. La persona queda postrada incapaz de realizar ejercicio físico, con lo cual se debilitan los músculos y, siendo éstos junto con los ligamentos los que sujetan los huesos, va aumentando la sobrecarga en el cartílago.
Esto nos puede llevar a una conclusión sencilla, lo primero que hay que hacer es tonificar, estimular y fortalecer esos músculos. Esto hay que llevarlo a cabo sin sobrecargar las articulaciones. Podemos recomendar a la persona afectada que camine como forma de ejercicio cómoda y saludable, y sin embargo, si esta persona presenta ya síntoma muy avanzados podemos provocarle mayor sobrecarga en las articulaciones.
Una solución natural son los tratamientos termales, nuestro peso en el agua desaparece, podemos movernos libremente, sin dolor y sin esfuerzo. El calor del agua ayuda a mitigar la hinchazón. Los chorros de burbujas masajean y estimulan nuestros músculos, que se ven empujados suavemente a realizar un ejercicio pasivo agradable y relajante. El efecto de los chorros de agua sobre los músculos es similar al de la gimnasia pasiva, tan de moda hoy en día, pero con la ventaja de que el efecto analgésico y relajante del agua caliente permite una mayor libertad y amplitud de movimientos, sin los inconvenientes de molestos calambres o contracturas. Las piscinas de hidromasaje, con agradables chorros de burbujas a presión, ejercen una acción de amasamiento muscular. Estos chorros variables recorren de arriba a abajo todo nuestro cuerpo, obligándolo a hacer ejercicio involuntariamente, sin esfuerzo, sin cansancio aparente, sin sudar...
Los fisioterapeutas indican que los movimientos que deben realizarse con regularidad y ritmo no deben representar nunca una sobrecarga articular, porque dañarían aún más, por lo que deberán realizarse en inmersión, en baño o piscina. La simple inmersión facilita los movimientos, debido a que una persona sumergida neutraliza su peso, por el principio de Arquímedes, hasta un 50% si se sumerge hasta la cadera, y hasta un 80% si lo hace hasta el cuello.
La dieta es un factor fundamental en la prevención de las enfermedades articulares. Para paliar los síntomas y proteger las estructuras articulares debemos seguir una dieta rica en las siguientes nutrientes:
- Vitaminas del grupo B (B1, B3, B6 y B12), C y D.
- Sales minerales alcalinizantes.
- Minerales antioxidantes.
- Proteínas de suero de leche.
Diferentes estudios demuestran que mejoran mucho las molestias articulares en aquellas personas que siguen una dieta en estos alimentos alcalinizantes: patatas, verduras de hoja verde (lechuga, escarola, judías verdes...), hortalizas (zanahorias, remolacha, excepto el tomate), leche, plátanos, almendras, nueces, castañas, etc. Es importante señalar que la reconstrucción de estructuras dañadas es muy lenta, y por tanto deberemos ser muy constantes para conseguir resultados.
Otras medidas que podemos tomar para proteger nuestras articulaciones son:
- Nunca cargar peso.
- Evitar el sobrepeso, cada kilo de más hace sufrir a nuestras articulaciones.
- Dormir bien y el tiempo suficiente.
- Evitar el estrés.
- Evitar posturas anómalas. (Por ejemplo, a veces forzamos innecesariamente nuestras rodillas al sentarnos y dejar una pierna debajo). Son posturas que realizamos como un tic y que al mantenerlas de forma prolongada pueden ocasionar desgastes y tensiones innecesarias en nuestras articulaciones.
- Usar ropa y calzado adecuado. Para hacer ejercicio o paseos sobre suelo duro como asfalto o aceras es mejor usar un calzado de suela gruesa que haga efecto amortiguador. No usar ropa que dificulte la circulación sanguínea.
- Conviene siempre realizar ejercicios suaves de calentamiento antes de comenzar una actividad física más dura. Así cuidaremos nuestros cartílagos.
Si piensa que puede empezar a padecer problemas parecidos en sus articulaciones ya sabe que siempre es mejor prevenir, y hoy en día hay balnearios urbanos cerca de usted donde, afortunadamente, puede cuidarse rodeado del entorno más agradable.