Aparecido en la India hace más de 5000 años y vinculado al hinduismo y al budismo, el Tantra es una disciplina que busca el crecimiento espiritual mediante el placer corporal.
En occidente, las distintas religiones que a lo largo del tiempo han dirigido nuestra moralidad se han empeñado en separar el disfrute espiritual del corporal. Han creado falsos mitos y tabúes en torno al sexo llegando incluso a prohibir su práctica.
Por el contrario, el Tantra pone su énfasis en conseguir el mayor placer sensual posible para poder crecer espiritualmente. Y para obtenerlo es necesario desprenderse de sentimientos negativos como la culpabilidad, la represión, la negación y el castigo.
A través del masaje tántrico se busca limpiar los cauces por donde discurre la corriente energética que fluye por nuestro cuerpo para poder obtener el máximo placer sensual y sexual. De este modo se acrecienta la capacidad de placer tanto corporal como psíquico.
Las claves fundamentales de un buen masaje tántrico son tres: serenidad, comodidad y relajación.
Por parte de la persona que da el masaje es fundamental la serenidad, debe de realizar los movimientos con lentitud y sosiego. Y por su parte, la persona masajeada ha de estar lo más cómoda posible y respirar profunda y lentamente de manera relajante durante todo el masaje. En este mundo de estrés en el que vivimos es proponerse precisamente todo lo contrario, abandonar las prisas y tomarse las cosas con calma y tranquilidad.
El masaje tántrico es una experiencia sensitiva que explora el camino del bienestar y el intenso placer masajeando meticulosamente el cuerpo de la cabeza a los pies. Las manos del masajista pasan por la espalda, las caderas, los glúteos, las piernas, el vientre, el pecho y se detienen específicamente en las zonas erógenas. No es un acto sexual, es una exploración y una búsqueda del placer sin tabúes en la que el masajeado pone sus propios límites.
Gracias a este masaje los occidentales podemos descubrir sensaciones en nuestro cuerpo que nos son desconocidas. De hecho, debido a las restricciones culturales, morales y sociales que nosotros mismos nos imponemos dejamos sin explorar el 95% de los placeres corporales que propone el tantra.
El Tantra mantiene la teoría de que al hombre le envuelve una fuerza energética que comparte con los demás hombres y con el universo. Si ese flujo energético se encuentra con obstáculos, en nuestro cuerpo o en nuestra mente, la energía se desequilibra dañándonos a nosotros mismos y al universo.
Según la filosofía tántrica el cuerpo consta de siete chakras que son las fuentes de energías. Se piensa que los chakras vitalizan el cuerpo estando asociados con la naturaleza física, emocional y mental. La función de los chakras es mantener las saludes espiritual, física, emocional y mental equilibradas.
Los chakras se distribuyen a lo largo del cuerpo en línea recta desde la cabeza hasta los pies. El que se sitúa en los genitales se denomina kundalini y es una fuente de energía primordial. Cuidando y trabajando los chakras, incluido kundalini, crecemos física y espiritualmente.
Durante el masaje se liberan las obstrucciones de nuestro interior distribuyendo la energía retenida por los siete chakras.
La descompensación o bloqueo de la energía en nuestro cuerpo hace que nos encontremos sin fuerzas, apáticos, irritables, tristes, sin deseo.
También puede ocasionar molestias en el sistema locomotor, por ejemplo en la espalda, el cuello, las piernas. El masaje además de ser una fuente de relajación de músculos y nervios activa la circulación, incrementa la buena digestión, normaliza el metabolismo, elimina toxinas y activa el funcionamiento pulmonar.
Despojándonos de nuestros traumas y vergüenzas, tanto físicas como emocionales, podemos emprender un viaje que nos reportará grandes alegrías siendo abierto y honesto. Alcanzando un alto nivel de placer en nuestro cuerpo podemos crecer más espiritualmente, conocernos mejor y superar nuestros problemas.
La conclusión es clara: relájate, ponte cómodo o cómoda y disfruta...