El oficio de peluquería era incluido en el grupo de actividades aprobadas en Cuba tras la apertura de la economía privada en la isla, a principios de los años noventa. De este modo, se abría la puerta a la posibilidad de que algunas barberías y peluquerías estatales pequeñas fueran arrendadas a sus trabajadores y funcionaran como empresas privadas.

No obstante, en un principio, solo se les permitió a los peluqueros abrir un negocio en su casa y sin poder contratar a empleados, restricciones que se han ido levantando con el tiempo.

Los peluqueros en Cuba son ahora 'cuentapropistas'

En la actualidad, los trabajadores que antes pertenecían a la plantilla de la empresa estatal de Servicios Técnicos, Personales y del Hogar, ahora son considerados 'cuentapropistas' que tienen contratos de arrendamiento con los inmuebles de sus antiguos centros de trabajo.
En todos los casos el Estado continua siendo el dueño de los inmuebles y controla "que se empleen para las actividades previstas", en tanto los precios serán establecidos según la oferta y la demanda.

En todos los casos el Estado continua siendo el dueño de los inmuebles y controla 'que se empleen para las actividades previstas', en tanto los precios serán establecidos según la oferta y la demanda.

Además, con la integración de las licencias comerciales asociadas a estos oficios, los servicios de belleza han visto aumentar su escala, su oferta y su tecnología y, gracias a ello, la peluquería está experimentando un avance destacado.

En concreto, en el pasado, hacía falta disponer también de varias licencias que acogieran los servicios de un salón de peluquería y belleza, pedicuras, manicuras, esteticien, peluquero, barbero, etc., ahora, con una sola basta y en el marco de un propio negocio y privado.

De hecho, el auge de las mismas, como comentábamos, es destacado, y muchos son los ejemplos de peluquerías privadas en Cuba que se dan como noticia en los medios de comunicación.









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